El cielo no esperó y la lluvia se quedó con el papel principal en la apertura
El Bois de Boulogne quedó sometido al mal clima; hay preocupación porque el pronóstico anuncia más agua para la primera semana
PARIS.- Cuando ya había pasado media hora del mediodía en Roland Garros, el pronóstico del tiempo empezó a cumplir con su palabra y los hinchas, a abrir los paraguas: la lluvia hacía su aparición estelar como protagonista de la jornada. Y así como hay que admitir que París con llovizna tiene un hermoso toque de melancolía, al club enclavado en el Bois de Boulogne la mojadura le queda bastante mal.
Lo peor es que para los días que siguen las noticias no son alentadoras. Al menos si confiamos en los datos del sitio de Internet de The Weather Channel, probablemente una de las páginas más visitadas en la tarde de ayer. El pronóstico extendido llegaba hasta el martes de la semana próxima, y en esos días sólo el domingo próximo no se mencionaban los chaparrones, sino que hablaba de un milagroso "parcialmente nublado".
No hubo una sola persona en el segundo Grand Slam de la temporada que no se fastidiara con tanta agua. En este contexto quedaron inmersos los argentinos, que en algunos casos rehuyeron del hacinamiento de los sectores para ellos. Claro, en las salas, que se funden con los restaurantes especiales para los tenistas, estaban todos: jugadores, entrenadores, asistentes, familiares y allegados. Por caso, a Juan Martín del Potro lo seguía a todas partes un fiel ladero que se trajo de Tandil, su tocayo Juan. El pibe de 18 años siempre viaja a los Grand Slams con algún amigo para no sentirse tan lejos de casa. Más tarde, Del Potro participó de una de las actividades que se programaron por la lluvia: firmas de autógrafos en un sector del lugar de entretenimientos Espace Animation.
Otro al que se lo vio con su gente fue Guillermo Cañas, que a la hora de mayor tránsito, el mediodía, buscaba desesperadamente a sus padres, Luis y Mirta. Su representante, Mike Ducote, charlaba en uno de los pasillos externos con Horacio de la Peña, quien sigue de cerca a Martín Vassallo Argüello.
Como contrapartida de los nombres más rutilantes, Sergio Roitman se mostró solitario en el almuerzo: apenas su bandeja lo acompañaba en las mesas del piso superior, mientras Carlos Berlocq, con su entrenador, Jorge Gerosi, intentaba manejar la ansiedad por un debut que finalmente se postergó para hoy.
Por la tarde, Gastón Gaudio apareció de buen humor junto con Martín Jaite, que lo acompañará hasta este certamen en lugar de su coach, Franco Davin, quien se quedó en Buenos Aires por cuestiones personales. Y enseguida, comiendo una manzana y antes de hacer algunos movimientos físicos, pasó el cordobés Agustín Calleri, flamante campeón en Düsseldorf. "Estamos contentos, la verdad que fue muy lindo ganar y es un impulso muy importante. El tema es que estoy muerto por el viaje", dijo, con su habitual buen humor.
No era para menos, porque la experiencia del regreso desde Alemania fue algo inusual. "Nos dieron tres vans. La primera, donde iban los bolsos, la manejó un chofer que iba con un guía. Las otras dos, en las que iba todo el grupo, las manejábamos Orsa y yo", contó Mariano Monachesi, el feliz conductor de Juan Ignacio Chela, que está teniendo una excelente temporada. Orsa es Daniel Orsanic, el entrenador de José Acasuso, que ayer le dio prioridad al descanso y sólo apareció cuando paró la lluvia y caía la tarde, con intenciones de practicar, cosa que no pudo hacer.
Sebastián Prieto tuvo más suerte, según explicó, porque como jugará dobles pudo tomarse ayer un vuelo y llegar más fresco. Hablando de campeones, estuvo también Juan Mónaco, triunfador en Pörtschach, que dijo: "Para mí es importante jugar y ganar muchos partidos antes de Roland Garros, porque dependo mucho de mi confianza. Y después de haber ganado en Austria estoy muy bien. Sin dudas ésta es la vez que mejor llego". Para Pico, que esta temporada ganó sus dos primeros certámenes de ATP y está realizando la explosión que de él se esperaba, el Abierto de Francia es el certamen en el que basa toda su preparación. "Yo planifico el año pensando en Roland Garros. Este es mi torneo", agregó.
Del cordobés David Nalbandian nadie tuvo noticias. El unquillense nunca fue muy amigo de pasar mucho tiempo entre sus colegas, salvo casos de necesidad.
El Player s Lounge fue un mundo de gente en el que conseguir una mesa para almorzar o tomar algo se volvió una tarea titánica. Todo en el calor que hace en cada ambiente cerrado del club: creíamos que era propiedad exclusiva de la prensa, pero se pudo observar que los principales protagonistas sufren lo mismo.
Si es por lo que dice el pronóstico, los muchachos tendrán que acostumbrarse a pasar el rato con poco movimiento y mucha espera bajo techo. El cielo promete más agua y ni toda la belleza de la melancolía parisiense podrá calmar tanta ansiedad.
59 es la cantidad de torneos de Grand Slam que habrá jugado el francés Fabrice Santoro, de 34 años, cuando hoy se mida con Juan Ignacio Chela. Si juega en Wimbledon y el US Open igualará la marca del norteamericano Andre Agassi, con 61
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